Capítulo3: El regalo de Naruto
Al día siguiente Naruto ya se encontraba recuperado del todo, así era él, y como el quinto conocía tanto su capacidad de recuperación como su cabezonería y su incapacidad para estar quieto, le dieron el alta con la condición de que fuese por las tardes a hacerse un chequeo rutinario.
Seguían sin averiguar lo que le había ocurrido en aquel claro, sabían que unos nijas sin distintivo alguno habían emboscado a Naruto, y que el había necesitado liberar al kyubi para poder resistir, cuando detectaron a Kakashi los enemigos, huyeron, ya que se encontraban debilitados por su pelea con Naruto, y este se dejó vencer por la inconsciencia. Pero seguían sin saber quienes eran y que querían los asaltantes, aunque dos palabras rondaban en sus mentes, Orochimaru y kyubi. El que menos afectado parecía por todo esto era el propio Naruto, que no recordaba nada del combate, solo la sensación de ser observado, y luego el instante antes de desmayarse, Todo hacía indicar que alguien había manipulado su mente para evitar que reconociera al sus agresores. Las suposiciones que apuntaban hacia Orochimaru se veían confirmadas por el hecho de que La misión había sido un fracaso, un continuo ir y venir entre pistas que no llevaban a ningún sitio, y no se encontraban más cerca de Sasuke de lo que estaban antes de empezar.
Tras el chequeo del primer día Naruto le dijo a Hinata que quería enseñarle algo, quería enseñarle lo que le había hecho separarse de Kakashi sensei y lo que a la larga había desencadenado su convalecencia.
-Naruto-kun, ¿estás seguro de que podrás aguantar el esfuerzo?
-Por supuesto, me recupero pronto, estoy en perfectas condiciones, ya has oído a Tsunade-sama, no necesito reposo.
-Bueno, ella dijo que no te cansases demasiado... No soportaría volver a verte en ese estado.
-Tranquila, no es muy lejos donde quiero llevarte, la misión se desarrollaba cerca de aquí, por eso fuimos a tratar de conseguir información tan de repente, no podíamos dejar pasar la ocasión.
Supongo que eso es lo que pretendía Orochimaru, asegurarse de que tu estarías allí- pensó Hinata.-Bueno, está bien vayamos a verlo, me muero de ganas.- Y era cierto, era el primer regalo que le hacía Naruto, y no sabía que esperar, bueno, viniendo de él lo más seguro es que fuese cualquier tontería, pero a ella le daba igual, ya estaba preparada para eso.
Apenas hacía cinco minutos que habían salido de la aldea cuando Naruto se detuvo, miro en derredor por si alguien les estaba observando y le pidió que ella se asegurase con su byakugan. No había nadie.
-Ahora te voy a pedir que cierres los ojos y que me sigas a donde yo te leve, tu ragalo estará allí.
Hinata asintió, si bien con cierto recelo, ya que tratándose de Naruto un regalo podía ser cualquier cosa. El sacó una venda que había cogido del hospital y le vendó los ojos, luego la tomó del brazo y la guió a través de la espesura durante unos minutos, ella notaba como las ramas de los arbustos le rozaban al pasar, a pesar de que Naruto la llevaba con el mayor de los cuidados.
-Ahora debes agacharte, con cuidado, baja más la cabeza
Mientras Hinata se arrastraba de rodillas notaba que estaba en un sitio húmedo y fresco, tras avanzar medio centenar de metro más o menos le dijo que ya podía levantarse, ella volvía a notar el sol en su piel. Notó que Naruto la quitaba la venda.
-Está bien, puedes abrir los ojos.
Ella le hizo caso y vio...
El paraíso.
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